La mamografía es una prueba fundamental para el diagnóstico temprano del cáncer de mama. ¿Cuándo deben empezar a realizarse de manera periódica? ¿Duelen o molestan? ¿Necesitan preparación previa? ¿Cuál es su procedimiento? En este post contestaremos las preguntas más frecuentes acerca de la mamografía, así como sus principales características.
La mamografía consiste en una técnica radiológica en la que se obtienen imágenes generadas mediante mínimas dosis de rayos x. De esta forma, se permite detectar diversas posibles patologías ubicadas en la zona de los tejidos mamarios, como puede ser el cáncer de mama. Se trata de un `procedimiento rápido, cuyo tiempo estimado de realización son quince o veinte minutos. Al ser necesaria una dosis muy pequeña de radiación, la mamografía se convierte en una de las pruebas de diagnóstico más seguras, siendo además prácticamente indolora para la mayoría de pacientes.
Respecto al procedimiento de la prueba, también podemos hablar de facilidad. Nos colocaremos de pie frente a la máquina de rayos y posaremos el seno sobre una placa de plástico. El radiólogo colocará otra placa sobre el pecho y lo aplastará suavemente hasta que quede inmóvil. Notaremos algo de presión (no dolor) durante los segundos que tardan en capturarse las imágenes y cambiaremos de posición, repitiendo posteriormente la misma acción con el otro pecho.
¿Cuándo deben realizarse?
Las mamografías deben comenzar a hacerse de manera periódica cuando alcanzamos los cuarenta años de edad, puesto que a partir de entonces aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama. No obstante, si se tienen antecedentes familiares de alguna patología mamaria, es recomendable someterse a revisiones para vigilar y tratar posibles diagnósticos negativos. También es aconsejable realizarse una mamografía si sentimos dolor, presión, picores o molestias en el pecho de forma continua. Estos síntomas pueden considerarse principales signos de determinadas patologías y someternos a una mamografía nos aportará resultados rápidos y eficaces.
Los resultados de esta prueba suelen ser rápidos. Tras adquirirlos, debemos acudir a consulta con nuestro ginecólogo habitual, para que tenga constancia de que todo está en orden o establezca un tratamiento en caso de padecer alguna patología. En definitiva, la mamografía es una prueba sencilla y rápida que se utiliza de manera cotidiana a la hora de diagnosticar diferentes patologías mamarias, aunque también es eficaz para revisiones habituales.
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