¿Alguna vez has oído hablar sobre la propiocepción? Es cierto que no es un término muy común. Sin embargo, su significado abarca una capacidad cerebral y corporal que se encuentra constantemente en funcionamiento. En el post de hoy te explicamos en qué consiste la propiocepción y cuáles son sus principales características.
Si traducimos el significado literal del término, propiocepción podría definirse como la consciencia de lo propio, la autopercepción. Algo así como tener consciencia de nuestro propio cuerpo con respecto al entorno en el que nos encontramos. Es decir, aunque el ser humano no es consciente, las articulaciones envían continuamente información al cerebro sobre la postura que adoptan y el estado en el que se encuentran. De esta forma, el cerebro es capaz de establecer patrones de comportamiento que, a su vez, le permitan ordenar la ejecución de diversos movimientos o acciones.
¿Se podría considerar un sexto sentido?
Es comúnmente sabido que contamos con cinco sentidos; la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído. Estos sentidos pertenecen a un grupo denominado «sentidos de exterocepción», puesto que, a través de ellos, podemos percibir estímulos que tienen lugar fuera de nuestro cuerpo. En cambio, la propiocepción pertenece al grupo de sentidos conocidos como «sentidos de interocepción», que son todos aquellos mediante los que podemos conocer qué sucede en el interior de nuestro cuerpo. Existen varios canales a través de los cuales nuestro cerebro gana consciencia sobre el estado de nuestro cuerpo. Por ejemplo:
- Órgano de Golgi: este órgano, también conocido como órgano neurotendinoso, se considera el nexo de unión entre músculos y tendones. Este informa al cerebro cuando un músculo se estira, se encoge o recibe presión
- Husos neuromusculares: este tipo de receptores se localizan en el interior de los músculos y envían información al sistema nervioso central cuando detectan cambios en la longitud de los músculos. Gracias a ellos nuestro cerebro es capaz de actuar en situaciones de riesgo. Por ejemplo, si sufrimos un tirón en la pierna, nuestra musculatura se contraerá de manera automática con el fin de prevenir una lesión
- Propioceptores capsuloligamentosos: estos se encuentran en los diferentes ligamentos e informan al cerebro de la posición y el movimiento de todas las articulaciones
- Propioceptores vestibulares: estos receptores se encuentran en la parte interna del oído y envían información acerca de la posición y el movimiento de la cabeza. Gracias a ellos, el cerebro puede trabajar una capacidad importantísima del cuerpo humano: el equilibrio.
¿Por qué es necesaria la propiocepción?
Aunque parezca algo secundario, la propiocepción es necesaria para cualquier acción de nuestro cuerpo. Por ejemplo, cuando visitamos una nueva ciudad, buscamos un mapa que nos permita saber dónde nos encontramos y hacia donde debemos dirigirnos. La propiocepción sería ese mapa que nuestro cuerpo necesita para ejecutar el movimiento de cualquiera de sus partes. Explicado de otra manera, resulta fundamental conocer la posición de nuestro codo para saber hacia dónde moverlo o cómo podemos maniobrar con nuestro brazo.
Por ello, existen diversas maneras de trabajar y entrenar esta capacidad, logrando que la comunicación entre nuestros músculos y nuestro cerebro sea lo más efectiva posible. Las maneras de entrenamiento pueden depender de factores como la edad, la actividad física, el estado de salud… Además, existen determinados ejercicios de propiocepción que facilitan la recuperación de lesiones traumatológicas en zonas como el tobillo, la rodilla o el hombro.
Recuerda que puedes pedir cita con nuestros especialistas si necesitas consultar más información acerca de patologías traumatológicas o su tratamiento.