En el mundo laboral actual, donde pasamos largas horas frente al escritorio o realizando tareas repetitivas, se ha vuelto común escuchar consejos sobre mantener una postura correcta para evitar problemas de salud y dolores crónicos.

El ámbito de la salud y la traumatología, ha demostrado que no existe una postura única y correcta para todos.

En este post, confirmaremos esta creencia basada en la ergonomía y el movimiento para mantener una salud óptima en el entorno laboral.

La individualidad de cada persona

Cada individuo es único, tanto en su estructura corporal como en su capacidad de adaptación. No podemos pretender que una sola postura sea adecuada para todos.

Nuestros cuerpos son diferentes y lo que funciona para una persona puede no ser beneficioso para otra. Es esencial comprender que la ergonomía debe adaptarse a las necesidades individuales.

  • Ergonomía: es la clave para el bienestar laboral. En lugar de enfocarnos en una postura fija, debemos centrarnos en la ergonomía, que se basa en el diseño y la organización de los espacios y equipos de trabajo para adaptarlos a las características y necesidades de cada individuo. Una configuración ergonómica considera la altura y posición del escritorio, la silla, el monitor, el teclado y el ratón, así como la distribución del espacio para facilitar un trabajo cómodo y sin tensiones innecesarias.
  • Movimiento y variación: Nuestros cuerpos están diseñados para moverse, no para mantenerse en una posición estática durante largos períodos de tiempo. La clave para prevenir problemas de salud relacionados con el trabajo es incorporar el movimiento y la variación en nuestra rutina diaria. Realizar pausas activas, estiramientos y ejercicios de movilidad nos ayuda a aliviar la tensión acumulada y mejorar la circulación sanguínea.

La conciencia corporal

En lugar de obsesionarnos con la postura «correcta», es fundamental desarrollar una mayor conciencia corporal. Esto implica prestar atención a las señales que nuestro cuerpo nos envía, como la fatiga, el dolor o la incomodidad. Ajustar la posición o realizar pequeños cambios en la configuración de nuestro entorno laboral en respuesta a estas señales puede marcar la diferencia en nuestro bienestar a largo plazo.

En resumen, no existe una postura «correcta» que aplique universalmente a todos los individuos mientras trabajan. La ergonomía adaptada a las necesidades individuales y el movimiento regular son elementos clave para mantener una salud óptima en el entorno laboral.

Recuerda que cada cuerpo es único y aprender a escuchar las señales de tu cuerpo es fundamental para cuidar de tu bienestar mientras trabajas. ¡Prioriza la ergonomía y el movimiento en tu rutina diaria y disfruta de una vida laboral saludable y equilibrada!

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