¿Alguna vez has escuchado el término ‘miastenia’? ¿Sabes en qué consiste esta enfermedad? ¿Y cuál es su tratamiento? ¿Conoces sus síntomas y sus causas? En el post de hoy resolveremos las dudas más frecuentes acerca de esta patología.

La miastenia, también denominada ‘miastenia gravis’, es un trastorno neuromuscular en el que se ven afectados tanto los músculos como los nervios cercanos a la zona afectada. Se considera que es una patología autoinmunitaria, es decir, que el sistema inmunitario daña por error parte del tejido sano. En el caso de la miastenia, el sistema inmunológico del paciente genera anticuerpos que bloquean las células musculares, impidiendo que estas reciban cualquier mensaje por parte del sistema nervioso. De esta manera, se daña la comunicación entre cerebro y músculos, provocando que estos no trabajen de manera habitual. Esta afección puede reproducirse en pacientes de cualquier edad, aunque, según los estudios de investigación realizados, es más frecuente en mujeres jóvenes y hombres de avanzada edad.

Síntomas

La miastenia puede afectar a distintas partes del cuerpo, según los músculos que se vean dañados. Por ello, los síntomas superficiales variarán en función de la zona del cuerpo donde se desarrolle.

  • Miastenia ocular: es una de las partes que más suele verse afectada. En este caso, los síntomas suelen ser la visión doble y la caída de uno o ambos párpados, impidiendo abrir el ojo de forma natural
  • Miastenia facial: ocurre cuando se dañan los músculos correspondientes a la zona del rostro y/o la garganta. Los síntomas pueden ser deterioro progresivo del habla, dificultad para masticar y tragar y variaciones en las expresiones o gestos faciales
  • Miastenia corporal: en caso de que los músculos dañados estén ubicados en el cuello o en las extremidades corporales. En este caso, es frecuente la fatiga, la dificultad para caminar, la caída de la cabeza hacia un lado, la debilidad muscular en piernas y brazos, la pérdida de fuerza en las manos, etc.

Diagnóstico y tratamiento

Existen diversas pruebas que pueden ayudar al especialista a la hora de diagnosticar miastenia. Algunas de las más comunes son:

  • Análisis de sangre: mediante una analítica de sangre podría observarse la presencia de anticuerpos anormales
  • Bolsa de hielo: cuando se ha caído uno de los párpados hacia abajo, el especialista puede ayudarse de una bolsa de hielo para aplicar frío en el contorno ocular y estudiar la zona minutos después
  • Estimulación repetitiva: en esta prueba, el especialista coloca electrodos superficiales sobre la zona de los músculos a examinar. De esta forma, se envían pequeños estímulos y se observa la capacidad que tiene el nervio para enviar determinadas señales al músculo en cuestión
  • Pruebas de diagnóstico: en ocasiones, la miastenia puede estar producida por un tumor en el timo, una glándula ubicada bajo el esternón que interviene en el sistema inmunitario. Por ello, pruebas como un TAC o una Resonancia Magnética pueden facilitar la detección de pequeños tumores (suelen ser benignos) en esta zona

Existen varios tratamientos para la miastenia que, aunque no garantizan su cura, alivian los síntomas de manera considerable. Estos dependerán de la edad del paciente, la gravedad de la enfermedad y la velocidad a la que aumentan o se agravan los síntomas. La miastenia puede tratarse a través de medicamentos, terapias intravenosas o cirugía, según las valoraciones determinadas por el especialista para pautar un tratamiento adecuado. Recuerda que puedes pedir cita con nuestros especialistas si padeces varios de los síntomas explicados o si necesitas información acerca de esta patología.