Aunque no lo creamos, nuestros pies tienen una amplia complejidad estructural. Dependiendo de la forma física del pie, del tipo de pisada y de algunos otros factores, pueden darse diferentes patologías. Pero, ¿de qué depende que sea una u otra? ¿En qué se parecen y se diferencian? ¿Qué significa tener pie plano o pie cavo? En este post te contamos las características principales de ambas alteraciones y qué causas pueden motivar su aparición.

Pie plano

Se denomina pie plano a la alteración que sufre nuestro pie cuando tiene lugar una desviación hacia dentro que provoca una rotación del miembro inferior. Si no se trata, esta patología puede llegar a desarrollar otras posibles alteraciones en otras partes del cuerpo, como las rodillas, la cadera o la columna. La característica principal del pie plano es la caída o el aplanamiento del arco plantar, es decir, que al estar de pie, la planta entera toca el suelo.

En la mayoría de casos, suele ser una patología heredada. No obstante, en ocasiones puede desarrollarse durante la infancia si no se forman de manera adecuada los arcos plantares. Algunos de los ejercicios que pueden ayudar a reforzar el arco plantar son, por ejemplo, caminar descalzo por superficies irregulares o intentar captar diferentes objetos con los pies. De esta forma, se tonifican los músculos de los flexos plantares y se fortalece el arco.

Pie cavo

En el caso del pie cavo, la desviación es contraria, es decir, se produce hacia fuera. Esta alteración también puede afectar a la espalda, la cadera o las rodillas y una de las patologías asociadas más común es la lumbalgia. Los casos de pie cavo también suelen ser originados de manera hereditaria y se caracterizan, principalmente, por el rápido desgaste de la suela de zapatos y deportivas, al ser la zona que más se apoya en el suel0. En este caso, la pisada puede influir notablemente en el resto de articulaciones y, al contrario que el pie plano, es molesto y, en ocasiones, doloroso. Algunos de los síntomas provocados por el pie cavo son:

  • Dolor en las almohadillas de los dedos
  • Dolor agudo en el talón
  • Dedos en forma de garra
  • Fascitis plantar

La fisioterapia cobra un papel fundamental en el tratamiento de estas patologías. Mediante ejercicios específicos y sesiones de fisioterapia, se alivian los dolores y se mejora considerablemente el grado de la alteración. Además, es recomendable realizarse un Estudio de la pisada, una prueba que analiza profundamente el tipo de pisada que ejerce nuestro pie para un tratamiento adecuado. Recuerda que puedes pedir cita con nuestros especialistas si tienes dudas acerca de estas patologías o si las padeces y deseas tratarlas.