¿Alguna vez has escuchado este término? Si eres deportista, probablemente lo conozcas en mayor profundidad, o incluso lo hayas padecido. En este post te explicamos en qué consiste esta patología, cuáles son sus síntomas y de qué manera se produce.
Hablamos de síndrome compartimental cuando se produce un aumento de la presión en el compartimento muscular, es decir, en el espacio existente alrededor de los músculos. En estos casos, se hinchan de forma excesiva los músculos, impidiendo el adecuado suministro de sangre. Esta patología puede tener como consecuencia el daño de nervios y músculos, así como complicaciones en el flujo sanguíneo.
Algunos de los hábitos que pueden evitar el síndrome compartimental son:
- Estiramientos antes y después de entrenamientos o ejercicios físicos
- Mantener la zona (brazos, piernas, etc.) elevada tras largos periodos de actividad
- Baños de contraste (frío-calor)
- Realizar un reposo acorde al tiempo que hemos ejercitado los músculos
Diagnóstico y síntomas
Existen varios síntomas que pueden considerarse señales de síndrome compartimental. Los más habituales son:
- Intenso dolor o molestia en la zona muscular afectada
- Hormigueo, pérdida de sensibilidad o entumecimiento
- Palidez de la piel
- Hinchazón y abultamiento
- Pérdida de movilidad de la zona dañada
En cuanto al diagnóstico, existe una técnica determinada para poder medir la presión de los músculos en cuestión, compararla con la que solemos tener en condiciones normales y determinar si se trata de un síndrome compartimental. Para ello, se introduce en la zona afectada una aguja de mayor grosor conectada a un manómetro. A pesar de que no se trata de un proceso largo, debido al diámetro de la aguja esta prueba puede resultar algo molesta o incómoda para el paciente. Sin embargo, sus resultados son muy eficaces a la hora de confirmar o descartar este tipo de patologías musculares.
¿Cómo se trata el síndrome compartimental?
Actualmente, el tratamiento más eficaz para esta patología es una técnica quirúrgica llamada fasciotomía. Este proceso consiste en una incisión superficial que recubre el compartimento afectado. De esta forma, se abre el tejido que rodea el área dañada y se alivia considerablemente la presión del compartimento. Además, se trata de una cirugía mínimamente invasiva, por lo que se procura mayor tasa de éxito en los resultados y se acorta el periodo de rehabilitación.
El servicio de fisioterapia cobra gran relevancia para la solución del síndrome compartimental. Un número determinado de sesiones junto al seguimiento de las indicaciones de los especialistas y la constancia y paciencia del paciente, harán más ameno y efectivo el proceso de rehabilitación necesario tras la cirugía.
Si tienes dudas acerca del síndrome compartimental o sufres alguno de los síntomas anteriores, recuerda que puedes pedir cita con nuestros expertos para acudir a consulta.